Guía para construir un mapa de riesgos de compliance en Colombia

El entorno regulatorio colombiano exige que las empresas identifiquen, evalúen y gestionen adecuadamente los riesgos de cumplimiento normativo. Uno de los instrumentos clave para esta gestión es el mapa de riesgos de compliance, que permite tener una visión estructurada de las exposiciones a riesgos como el lavado de activos, la financiación del terrorismo, la corrupción y otras vulnerabilidades.
A continuación, se describe el proceso adecuado para construir un mapa de riesgos de cumplimiento, conforme a las expectativas de los entes de supervisión colombianos.
1. definir el contexto y alcance del mapa
Antes de identificar riesgos, es necesario tener claridad sobre:
- El tipo de actividades que realiza la organización.
- Los productos y servicios ofrecidos.
- Las contrapartes con las que se interactúa (clientes, proveedores, aliados).
- Las zonas geográficas donde se opera.
- Los canales de entrega de productos o servicios.
Este paso delimita el alcance del mapa y asegura que los riesgos se identifiquen con pertinencia.
2. identificar riesgos de cumplimiento
Con base en el contexto, se identifican riesgos asociados a:
- LA/FT: actividades o relaciones susceptibles de ser usadas para el lavado de activos o financiación del terrorismo.
- Corrupción y soborno transnacional (C/ST): interacciones con servidores públicos nacionales o extranjeros que puedan implicar ofrecimientos indebidos.
- Protección de datos personales: tratamiento inadecuado de la información personal.
- Otros riesgos regulatorios: vinculados a normas específicas del sector.
Es clave usar fuentes internas (auditorías, bases de datos, entrevistas) y externas (informes sectoriales, guías de entes reguladores).
3. evaluar riesgos: probabilidad e impacto
Cada riesgo identificado debe ser evaluado según:
- Probabilidad de ocurrencia: con base en antecedentes, controles existentes y exposición del negocio.
- Impacto potencial: en términos legales, reputacionales, operativos y financieros.
Con estos dos criterios se construye una matriz que clasifica los riesgos según su criticidad: bajo, medio o alto.
4. establecer controles y responsables
Para cada riesgo identificado y evaluado:
- Se determinan controles preventivos y detectivos.
- Se asigna un área o cargo responsable.
- Se definen indicadores de eficacia de los controles (por ejemplo, número de operaciones inusuales detectadas).
Los controles pueden ser manuales, automáticos o mixtos, y deben estar alineados con la naturaleza del riesgo.
5. documentar el mapa y mantenerlo actualizado
El mapa de riesgos debe presentarse en un formato visual (como una matriz o mapa de calor) y también en un documento explicativo que incluya:
- La metodología utilizada.
- El contexto evaluado.
- Los riesgos identificados.
- La clasificación de criticidad.
- Los controles existentes.
- Las medidas propuestas.
Este documento debe actualizarse al menos una vez al año o cuando cambie el entorno regulatorio, el modelo de negocio o los productos/servicios ofrecidos.
6. integrar el mapa al sistema de cumplimiento
El mapa de riesgos no debe ser un documento aislado. Debe:
- Alimentar los programas de capacitación.
- Ser insumo para auditorías internas.
- Orientar las políticas de debida diligencia.
- Facilitar la toma de decisiones.
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